FINGERS DE POLLO... con buttermilk y al horno, más jugosos y sanos

(Hoy, a parte de esta sencilla y rica receta, tengo una noticia que daros, pero no va a ser ahora. Os lo voy a contar al final de esta entrada... así que ya sabéis, si queréis enteraros, después de la última foto os lo cuento).

Hay algo que me aburre soberanamente (y no, no hablo de la clase política de este país... que también), me estoy refiriendo a planificar las cenas. Sobretodo cuando tienes hijos, el "momento cena" se nos puede llegar a complicar un poco. No solo tienes que combinarla con la comida que han hecho en el comedor del cole, no vaya a ser que atiborres al niño a huevos o a pasta un mismo día, además tienes que pensar que sea algo sencillo, fácil de digerir y a ser posible que al niño le guste. A esas horas, después del trabajo, el cole, el deporte, los deberes y el baño... lo que menos ganas tiene una es de discutir con su hijo por la cena.


Hoy os traigo una receta que os va a encantar, tanto si tenéis niños como si no. Yo os traigo la versión sana al horno, pero por supuesto si en vuestra casa triunfan más los fritos, podéis hacer exactamente lo mismo, pero friéndolos en vez de hornearlos. El acabado es opción vuestra, pero lo que no debéis dejar de hacer, tanto si es horneado como frito, es el buttermilk para el macerado del pollo. Ese buttermilk ya os lo enseñé a hacer en la tarta Red Velvet y en la tarta Arco Iris (ahora no recuerdo si en alguna más) y con ello se consigue unos bizcochos más esponjosos, así que imaginaros lo que hace con el pollo, jeje. Por supuesto, el buttermilk lo podéis comprar o hacer casero. Es tan sencillo como añadir vinagre o limón a la leche. Pero eso ya os lo explico más abajo en la receta.


Para servir estos deliciosos fingers de pollo, los acompañé con una salsa de mostaza y mayonesa, tan sencillo como mezclar ambas cosas hasta conseguir nuestro punto ideal, dependerá de si nos gusta con más sabor a mostaza o menos. Mi mostaza, además, tenía miel en su composición y nos encantó el toque que le dio. Así que si tú no encuentras mostaza con miel y te gusta, puedes añadirle una poca a la preparación. 


 FINGERS DE POLLO con buttermilk y al horno

Pechugas de pollo
Sal
Especias a tu gusto:
Pimentón dulce
Pimentón picante
Curry
Ajo molido
Para el buttermilk:
240 ml de leche
15 ml de vinagre o zumo de limón
Para rebozar:
Panko o pan rallado
Aceite

Es muy aconsejable que si este pollo lo vamos a hacer para la cena, comencemos con la preparación del buttermilk y el macerado del pollo a primera hora de la tarde. El secreto de la jugosidad de este pollo es el tiempo de marinado.

PREPARACIÓN 
Lo primero que vamos a hacer es preparar el buttermilk. Para ello, echamos 15 ml de vinagre (o zumo de limón) en 240 ml de leche. Dejamos reposar unos quince minutos... et voilà, esa leche que veréis con grumitos significa que ya tenemos nuestro buttermilk preparado.
Mientras esperamos a que el vinagre haga efecto en la leche, podemos ir cortando el pollo en tiras y salamos. 
Echamos las especias elegidas en el buttermilk y añadimos las tiras de pollo. Dejamos macerar en la nevera, al menos 3 horas.


En un plato ponemos el panko o el pan rallado y echamos 1 cucharada y media de aceite. Una vez macerado el pollo, pasamos las tiras por el panko o pan rallado, dándole palmaditas para que se adhiera mejor.
Ponemos las tiras rebozadas en una bandeja forrada con papel de hornear.
Precalentamos el horno a 180ºC.
Horneamos unos 30 minutos a esa temperatura, calor arriba y abajo. Si ponemos la función de ventilador, debemos reducir a 170ºC.
Si lo preferís, una vez rebozadas en vez de hornear, se pueden freír. 
Servimos con nuestra salsa preferida. 


Este fin de semana he estado en Port Aventura. Ya, seguro que pensaréis que qué noticia más "guay" es esa y os preguntáis si me he golpeado la cabeza al caerme del Dragon Khan, pero todo tiene una explicación. En estos momentos son las 23:30h. de la noche, acabo de llegar de un viaje super cansada y lo primero que hago al llegar a casa, es meterme en el blog a escribiros esto. 

La noticia que tengo que daros es que, como muchos de vosotros sabéis, soy (o mejor dicho era) una de las desafiadoras del grupo-blog Desafío en la Cocina, pero después de un verano de mucho meditar, circunstancias personales han hecho que haya decidido abandonar el grupo. Ha sido una decisión dura, ya que es un grupo magnífico, lleno de blogs y personas más maravillosas si cabe, pero llevar un equipo de las características del Desafío implica una dedicación que, en estos momentos, no les puedo ofrecer. Por supuesto me tienen para lo que quieran, menos para pedirme dinero que ando muy tiesa últimamente jajaja, y el logo con el enlace va a seguir estando en el lado izquierdo de mi blog, así como el enlace a todos los blogs del Desafío para quien quiera consultarlos. Hasta aquí la noticia que tenía escrita....

Hoy, mientras esperaba en la cola de Tutiki Splah, mi móvil ha empezado a vibrar... era Facebook anunciándome que en esos momentos varías personas me estaban mencionando, y cual ha sido mi sorpresa cuando me he dado cuenta que era de la entrada del Desafío de hoy, día 20, que me habían hecho un homenaje publicando cada blog una receta del mío. Pues sí, no me avergüenza decirlo, pero me he puesto a llorar. Yo creo que los de alrededor mío han pensado que tenía miedo de subir a la atracción, jajaja. pero en realidad eran lágrimas de agradecimiento y de mucho sentimiento por este grupo tan grande. No os vais a librar de mí tan fácilmente... es una amenaza, jeje.

Si queréis ver el pedazo homenaje que me han hecho, y encima en vida que eso es todo un privilegio, pinchad en la imagen de abajo...


http://desafioenlacocina1.blogspot.com.es/2015/09/a-nadie-amarga-un-dulce-ni-un-salado.html

 
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