PLUM CAKE DE CALABAZA Y CHOCOLATE... caído en el olvido

La fotografía nunca ha sido lo mío. Ni me gusta hacer fotografías ni posar en ellas, es oír la frase “ponte ahí que te hago una foto” y automáticamente mi cara se transforma, se pone rígida y miro a la cámara con angustia… creo que en mi antigua vida pertenecía a alguna tribu aborigen de esas que creían que una foto te puede robar el alma, porque si no, no entiendo esa animadversión, jeje

Aunque el blog ha conseguido reconciliarme un poco con esta actividad, reconozco que es un tema que sigue costándome. No me importa nada meterme en la cocina y experimentar en ella, es algo que me gusta. Tampoco llevo mal el pensar en un tema para hablar en cada entrada, aunque reconozco que a veces la inspiración me falla y no sé muy bien qué contaros (obligación, por otra parte, impuesta por mí solita, quién me manda a mí no poner sólo la receta… jeje). Pero el momento foto…¡¡eso es harina de otro costal!!, que si prepara el “escenario”, que si tira quinientas mil fotos desde cualquier ángulo, que si súbete a una silla para hacer una vista panorámica del plato, que si ahora tírate al suelo para tener una visión desde abajo… las posturas son infinitas, y el tiempo hasta que tu familia puede degustar el plato también. Mi hijo ya está acostumbrado, no en vano, tenía 2 añitos cuando comencé en este mundillo y desde entonces me ha visto hacer más de una vez “el ganso” para sacar una foto decente, aunque le tengo prohibido hablar en el cole de la “extraña afición” de su mamá… jajaja 

El caso es que el otro día, revisando antiguas fotos, me di cuenta de dos cosas. La primera es que en mi blog, el tema fotos sigue estando muy estancado, tengo fotos de hace un año mejores que las que hago últimamente...  y la segunda, es esta receta que no tenía publicada y que hice el año pasado, supongo que cuando la quise publicar ya había pasado el tiempo de calabazas y cayó en el olvido… hasta ahora, que la quise repetir porque está deliciosa, y me dí cuenta. Y es que como dice el refrán; ¡¡Más vale tarde que nunca!!
 


PLUM CAKE DE CALABAZA Y CHOCOLATE

INGREDIENTES
200 gr de calabaza
250 gr de harina
1 sobre de levadura química (tipo Royal)
Una cucharadita de jengibre rallado o en polvo (opcional) 
Un pellizco de sal
250 gr de azúcar 
3 huevos
60 gr de aceite
120 gr de queso fresco (o queso de untar)
25 gr de cacao puro (tipo Valor)


PREPARACIÓN 
Precalentamos el horno a 180ºC.
Cortamos en tacos la calabaza y cocemos en el microondas durante 5 minutos a potencia máxima (dependiendo del microondas puede que varíe el tiempo de cocción, así que si vemos que no está blanda, programamos un minuto más). También podemos cocer la calabaza al fuego en un cazo con agua. Escurrimos bien. 

Con Thermomix
Tamizamos la harina junto con la levadura, la sal y el jengibre, lo haremos durante 15 segundos a velocidad 10. Sacamos del vaso y reservamos.
Echamos en el vaso la calabaza, el azúcar y los huevos, y batimos durante 20 segundos a velocidad 6. Agregamos el aceite y el queso y volvemos a programar 20 segundos a velocidad 6. Añadimos la mezcla de harina que teníamos tamizada y mezclamos 15 segundos a velocidad 4, si no queda todo uniforme, bajamos los restos de las paredes y repetimos la operación.
Sacamos la mitad de la masa y agregamos el cacao a la masa que queda en el vaso, volvemos a mezclar 10 segundos a velocidad 4.
 

Sin Thermomix
Tamizamos la harina junto con la levadura, la sal y el jengibre, pasándolos por un cedazo o colador. Reservamos.
Echamos en un bol la calabaza, el azúcar y los huevos, y batimos.
Agregamos el aceite y el queso y volvemos a batir. Añadimos la mezcla de harina que teníamos tamizada y mezclamos hasta integrar.
Sacamos la mitad de la masa y agregamos el cacao a la masa que queda en el bol, volvemos a mezclar hasta integrar.


Para conseguir el efecto marmolado, vertemos las dos mezclas, en un molde engrasado, echando primero una masa y luego la otra, alternando las capas.

Horneamos a 180ºC, de 30 a 40 minutos, dependiendo del horno y el molde elegido. Comprobamos la cocción pinchándolo con una aguja o palo de brocheta, hasta que salga limpio.

Opcionalmente: Podemos darle un baño de chocolate (yo lo hice) que le queda fenomenal. Para ello, calentaremos un poco de leche con una cucharada de mantequilla y, cuando esta se haya disuelto, le añadiremos media tableta de chocolate en trozos e iremos removiendo hasta derretir (lo podemos hacer también en el microondas a intervalos de 30 segundos).

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